Las mejores noches de sexo en Triana
Todos aquellos que hayan estado en Sevilla alguna vez y más concretamente en el barrio de Triana saben a ciencia cierta y por pura experiencia que se trata de una...
Busqué sexo con una escort de lujo sevillana porque quería satisfacer uno de mis deseos. Tenía el morbo de acostarme con una mujer que tuviera el acento que más me excita, el sevillano y por eso quise contratar a una escort sevillana.
¿Por qué me da morbo ese acento? Pues realmente no lo sé, simplemente me encanta como a ti te pueden gustar las rubias o el color azul. Quizás tuvo algo que ver una experiencia que me marcó mucho de joven, pero de eso ya hace muchos años y simplemente no quiero dejar pasar más tiempo. ¿Por qué voy a dejar que pase el tiempo? ¿A caso es un problema satisfacer una fantasía?
Ese acento me pone, me provoca y me excita hasta perder la razón. No lo puedo evitar y sólo con escuchar por teléfono… Puff. Esa voz tan dulce, tan juvenil, ese acento tan jugón… Supe en el primer instante que no me había equivocado.
Mis peticiones fueron sencillas, voz, voz y más voz. Quería una chica que antes de follármela me sedujera con las palabras, que me pusiera a cien sin que me llegara a tocar con sus curvas y que luego, mientras se la metía, que me dijera más cosas entre gemidos. Y así hizo.
Cuando mi escort sevillana vino a mi casa, ya comenzó a ponerme a cien desde el primer momento que entró por la puerta pero lo mejor fue cuando empezamos a follar. Ella estaba a cuatro patas y yo comencé a penetrarla por el culo. Me encanta el sexo anal y contraté ese servicio.
Mientras ella gemía, me decía todo tipo de cosas. Su sexy acento me decía que le encantaba mi polla, que no quería que parara de follármela. Ella solita me pidió que la tirara del pelo y casi se me salen los ojos de lo fuerte que lo hice… pero ella no rechistó. Me pidió más caña.
Yo no sabía que era tan salvaje pero eso me gustó mucho más. Las sorpresas son muy excitantes.
Después la puse al misionero, para poder mirarla a esos preciosos ojos verdes, cuando lo iba hacer me dijo que le chupara los pezones… Eso hice. Luego volví a penetrarla, dejé caer todo mi cuerpo sobre suyo mientras ella sentía mi miembro dentro de ella.
Al instante, me agarró la cabeza y me la acercó de tal forma que sus labios quedaban en la oreja. Y tras lamerla me empezó a decir guarradas. Quería que no parara, que la hiciera gozar y correrse. Gemía y gemía para mí, yo estaba que más no podía. Me clavó las uñas en la espalda y cachonda perdida comenzó a gritarme con su sexy acento:
~ ¡Córrete! ¡Córrete en mi boquita!
~ ¡Quiero que me lo des todo! ¡Quiero chupártela y que te corras! ¡Sí dámelo, dámelo todo!
¡Dios! No pude aguantar más, salí de su húmedo interior. Se la puse en la boca, comenzó a lamer sin parar y yo me corrí, como jamás había hecho en la boca de mi escort sevillana.